... Temía que nos descubrieran y que el "chisme" se esparciera por el salón.
Me sentí poca cosa. Al lado de ella en realidad era poca cosa y no quería ser vista denigrante-mente como "la otra", mucho menos frente a tu persona, aunque fuese doloroso, era la verdad. 
Recorrí los pasillos de la gran casona en la cual nos encontrábamos, hasta llegar al jardín de atrás, el cual estaba colmado de tanta paz y tranquilidad. Me sentí muy a gusto en ese lugar. Quizás fue porque hacía muchísimos años que no había vuelto a sentir lo que verdaderamente significaba la palabra tranquilidad.
Tomé asiento en una de las bancas mas alejadas para que nadie me viese y así poder pensar el porqué de todo. 


[ Puedo recalcar que tuve miedo , pero no ser mirada como la otra o porque me sintiera inferior. Tuve miedo de la decepción que podía llevarme de mi misma. Ya fuese por cometer aquel fatídico error y no poder parar jamás. Ese error de no poder negarme ante una caricia tuya, aún siendo consiente de solo me utilizarías cada vez que sintieras soledad.]


Es como una obsesión, un delirio. Uno de los mas dulces sueños que pueden existir.
- Maldita dulzura que mata - Pensé en voz alta. Gran error cometido una vez mas. 
- ¿ A quién maldices tanto ?
Una voz sorpresivamente invade mi pensamiento. 
- A nadie. - No fui capaz de dirigirle siquiera una mirada.
- No me pareció así, es mas, puedo decirte con mucho remordimiento que también maldigo la misma dulzura que tú.
- ¿ De qué hablas ? - Logro responder desviando la mirada hacia el cielo.
- Un gusto. Soy la cuarta persona de la historia. - 
Se saca el sombrero que llevaba puesto y se sienta a mi lado.
Efectivamente era la cuarta parte, algo así como la otra mitad del amor imperfecto, pero a la vez perfecto. Ese amor cubierto de mentiras y engaños. Y la verdad es que esa razón no me sorprendió. De hecho podría decir que era lo que mas esperaba. Quería realmente que llegara. 
- Puede que vuelva a ser mio, como alguna vez ya lo fue.
- Los sin nada de esta historia. Corrección. Tendremos que desaparecer. 
Y tenía razón. Un importante detalle se me había escapado. Estábamos en esa celebración por un motivo. Nuestra triste rendición. 
- Serán familia y ...
- Mejor calla, yo me largo de aquí. - Tomo mi bolso mientras me levanto del asiento y sus delicadas manos me detienen del brazo.
- Solo creo que será eso ...  

Continuación .

María José M .