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" Es desconcertante que un desconocido vea como eres en realidad y con más claridad que nosotros mismos. "

miércoles

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La abuela Hilda, infatigable, menuda y alegre, se las había ingeniado durante su vida para evitar aquello que podía producirle angustia; ése debía ser el secreto de su sorprendente buen caracter. Tenia boca de santa: no hablaba mal de nadie, huía de discusiones, toleraba sin chistar la estupidez ajena y podía volverse trasparente a voluntad. En una ocacion se mantuvo en pie con una pulmonia durante dos semanas, hasta que empezaron a castañearle los dientes y la fiebre le empañó las gafas; recien entonces nos dimos cuenta de que estaba a punto de irse al otro mundo.
Pasó diez dias en un hospital americano, donde nadie hablaba español, muda de susto, pero si le preguntábamos como estaba, decía que muy contenta y agregaba que la gelatina y el yogurt eran mejores que los chilenos. Vivía en una nebulosa, porque no hablaba ingles, y a nosotros se nos olvidaba traducirle la mezcolanza de idiomas que se hablaba en su casa. Como no entendia las palabras, observaba los gestos. Un año después cuando se desató el drama de Celia, ella fue la primera en sospecharlo, porque notaba señales invisibles para los demás. El único medicamento que tomaba eran unas misteriosas pildoras verdes que se hechaba a la boca cuando el ambiente de su alrededor se ponía tenso. No pudo ignorar tu ausencia, Paula, pero fingía que andabas de viaje y hablaba de ti en un futuro, como si fuese a verte mañana. Disponía de una paciencia ilimitada con mis nietos y, a pesar de que pesaba cuarenta y cinco kilos y tenía huesos de tórtola, andaba siempre con Nicole en brazos. Temíamos que mi nieta menor cumpliera quince años sin aprender a caminar.

La suma de los dias - Marihuana y Silicona

Isabel Allende.



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